Detrás de cada historía hay un mundo, caminos que se entrelazan, se fusionan y se sellan. Los pequeños detalles que hacen única cada historía son lo que hacen a cada una especial. Las prebodas sirven para eso, para hablar, mirarnos a los ojos, reírnos y conocer esos detalles… A fin de cuentas, conocernos a nivel humano y sentir nuestras energías.
Ahora sé que Verena y Marcos se conocieron en el instituto, que a Marcos le encantan las fotografías y que, junto Verena pasa muchas tardes observándolas. Me parece que ahora tienen alguna más que otra que ver, ¡jaja! Sé que Verena adora a su hermana pequeña y que pasea junto a marcos por caminos perdidos en los densos bosques gallegos. Los mismos donde les haré fotos el día de su boda ;).
Cuando ellos sellen su amor delante de sus familiares y amigos, yo estaré ahí, fotografiándoles. Si no los conociese, intentaría que mi implicación fuese la misma, pero la realidad sería que no podría implicarme emocionalmente igual que ahora, una vez los he conocido. Ellos ya tienen un hueco en mi corazón y en unos meses estaré viendo a través de mis cámaras como se dan el «si quiero».
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